“A LA MITAD”: EL ACCIDENTE Y NAUFRAGIO DEL MV SMART

Cuando se produce un accidente en alta mar la razón por lo general obedecer a una serie de elementos que se configuran para causar la catástrofe. Y evidentemente que la navegación segura requiere, entre otras cosas de una tripulación atenta y diligente, el buen tiempo, e incluso, un buen pilotaje por parte de las naves que pueda tropezarse por el camino, pero así mismo, es requisito fundamental que el buque se encuentre en adecuadas condiciones para navegar y es este último factor el que pretendo analizar a profundidad en este artículo.

El 19 de agosto de 2013 en el puerto de Richards Bay, al sureste de África, un barco aguardaba a que concluyera la carga de carbón que debía transportar a China. Se trataba del MV Smart,  un granelero de 273 metros de eslora y 43 de manga y que navegaba bajo bandera de Panamá. Aparentemente los trabajos en el puerto avanzaban de acuerdo a lo estipulado en la agenda del Smart y en horas de la mañana zarpó con 147.600 toneladas de carbón internándose en las profundas aguas del río Mhlatuze que conforman la gran bahía del puerto. Sin embargo, una ráfaga de fuertes vientos y enormes olas no auguraban una sencilla salida a alta mar y el Smart hizo frente al vendaval lo mejor que pudo. Sin embargo, faltándole poco para dejar la bahía, la suerte determinó que serían las olas las que ganarían la partida. El casco de la nave comenzó a agrietarse y paulatinamente la inclemente acción del oleaje fue seccionándola. Ante esta grave eventualidad, el capitán consideró que la integridad de la nave estaba comprometida y ordenó abandonarla. Al siguiente día, el enorme carguero yacería semihundido en la entrada de la bahía Richards con el casco grotescamente partido en dos.

¿Cómo pudo producirse un accidente de este tipo?

Las razones de este hecho las explica a cabalidad Christopher Michalos del Business College Of Athens en su Recklessly Extending a Bulk Carrier's Useful Life - A Ship-Owner's Motives and Panamanian Support (La Extensión Imprudente de la Vida Útil de un Granelero. Los motivos del Armador y el Apoyo Panameño). Entre estas razones se señala la decisión de las autoridades del puerto al permitir que la nave partiera cuando una tormenta azotaba la bahía. Debe entenderse que si la nave zarpa y se presenta un incidente (como entonces auguraba el mal tiempo) el puerto puede perfectamente impedir la partida de la nave puesto que un naufragio en las adyacencias perjudicaría principalmente al propio puerto. Pero en este caso podría decirse que la autoridad portuaria se hizo la vista gorda atribuyendo toda la responsabilidad al capitán del barco que con la intención de eliminarle costos a la empresa (evitando pernoctar por más tiempo en el puerto) decidió zarpar. Pero el informe expone otra razón para que se desarrollara el incidente: las pobres condiciones de mantenimiento de la nave. El Smart tenía 17 años de haber sido construido y no se habían verificado reparación alguna para mantener su óptima navegabilidad y sólo un año antes había sido vendido a la naviera Alpha Marine Corp una empresa radicada en Panamá.


¿Cómo pudo ocurrir algo así? ¿Qué razones pueden motivar a una empresa a adquirir un barco en deplorables condiciones de mantenimiento y ponerlo a navegar en esa situación? La verdad es que resulta algo ilógico que un país permitiese que una empresa comprase al Smart e incluso le permitiese navegar con su bandera sin que previamente haya exigido los respectivos trabajos de mantenimiento. Sin embargo, la razón obedece a un fenómeno denominado “bandera de conveniencia”. Esto deriva de la obligación que tienen todas las naves de navegar con la bandera de algún país (para lo cual deben ser registradas en ese país) independientemente de aquel donde hayan sido construidas; y de la libertad que tienen los propietarios de las naves de poder registrarlas en el país que ellos decidan.  ¿Qué me puede convenir a mí como propietario o armador de un barco? Obviamente registrarlas en un país que me ofrezca las menores exigencias, el mínimo cumplimiento de requisitos e incluso clandestinidad, por ejemplo, si el armador tiene mucha mano de obra contratada en la nave y quiere economizarse un dinerito pagando menos del sueldo mínimo omitirá registrar la nave en su propio país (háblese de los Estados Unidos o el Reino Unido) que impondrá sus legislaciones laborales a bordo de sus naves y que resultarán más beneficiosas para los trabajadores y por ende más onerosas para la empresa propietaria; o que quieran poner a navegar una nave en pobres condiciones de mantenimiento lo que sería imposible en Estados Unidos o China dada las estrictas exigencias establecidas por los mismos. De manera que estas propietarias concurren a ciertos países que pueden ofrecerles condiciones como las ya mencionadas. Entre estos países Panamá es uno de los que más resaltan al ofrecer este tipo de “beneficios”. De manera que en el caso del Smart, los verdaderos dueños adquirieron una embarcación en pobres condiciones de navegabilidad y puesto que la intención no era repararla (al menos en lo inmediato) sino ponerla a navegar en esas mismas condiciones, necesitaban un país donde hacer el registro y para ello nada mejor que Panamá y así navegarían bajo su bandera teniendo garantizado el anonimato puesto que la Alpha Marine Corp solo era un parapeto preparado por  el estado Panameño para salvaguardar la verdadera identidad de los dueños.

¿Y que gana Panamá con esto? Por supuesto que una nave que se hunda ondeando la bandera de Panamá y que deje al descubierto su ligereza en hacer cumplir los lineamientos mínimos que deben privar en la navegación, debería ser una gran vergüenza para ese país, pero por el contrario, no es un asunto que le quite el sueño ya que a cambio de sus “servicios” Panamá recibe un mínimo de quinientos millones de dólares de manos de estas navieras inescrupulosas lo cual es un incentivo nada mal para su economía. Y tanto es así que los barcos registrados con bandera de Estados Unidos o China es enormemente inferior a la de la flota registrada en Panamá, un país que salvo el Canal de Panamá no posee una notoria trayectoria marítima.

De esta manera colegimos que las razones que llevaron al hundimiento del Smart se definen principalmente por sus deplorables condiciones para navegar, lo que ha debido constituir una gran responsabilidad para la verdadera propietaria de la nave (NGM Energy S.A.).

Es de resaltar también que el capitán ha debido informar a la naviera sobre las malas condiciones del tiempo y que ello podría poner en problemas la nave pero ¿Qué orden podría haber dado una empresa a la que no le importó poner a navegar un barco en pobres condiciones de mantenimiento, poniendo en peligro a la tripulación y al medio ambiente? Supongo que no es necesario contestar a esa pregunta.

De manera que el asunto de la bandera de conveniencia tiene su cuota de participación en muchos incidentes marítimos, sin embargo, cuenta con el beneplácito de importantes corporaciones navieras y de países que han visto reforzada su economía mediante los bajos manejos que suele abrigar. Esperemos que en un futuro no muy lejano los tratados internacionales pongan en jaque este tipo de manejos fraudulentos.

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