“MANIOBRA FALLIDA”: EL ACCIDENTE Y NAUFRAGIO DEL MV SANTO TOMAS DE AQUINO


Sulpicio Express 7 luego del accidente

La prisa por llegar lo más pronto a un destino y cumplir la saturada agenda que tiene encomendada la tripulación de una nave constituye el día a día en materia de navegación comercial puesto que ello implica economía de gastos y costos para la naviera. Y en este sentido se podría afirmar que existe otra suerte de relación entre tripulación y compañía porque cada capitán que pretenda sobresalir en la empresa será quien aplique más estrategas para economizar gastos por encima de aquellos que por la seguridad decidan posponer la entrada o partida del puerto, pernotar para que hagan una reparación menor, así como disminuir la velocidad o ceder el paso mientras navegan. De manera que quienes aplican más estrategias para economizar gastos son los que predominan en el área.

Esta práctica, como es de preverse, ha ocasionado muchos de los accidentes más grandes de la historia y el caso que nos ocupa es uno de ellos.

El 16 de agosto de 2013 con seiscientos cuarenta y cinco pasajeros y ciento tres tripulantes, el MV Santo Tomás de Aquino, un ferry perteneciente a la empresa 2GO Travel que cubría ciertas rutas en las islas Filipinas, culminaba las últimas millas de su travesía desde Surigao hasta la isla de Cebú desde donde proseguiría su viaje hasta Manila. Sin embargo, a pocas millas del puerto se encontró con otra nave que en esos momentos partía del puerto de Cebú, el Sulpicio Express 7, produciéndose una colisión en la cual este último impactó al ferry por el lado de estribor, lo que ocasionaría su hundimiento y la muerte de ciento treinta y siete personas.

Las pesquisas iníciales apuntarían al Sulpicio Express 7 como el responsable del siniestro puesto que fue este el que invistió al ferry produciendo su inmediato hundimiento. Sin embargo, a medida que avanzaba la investigación se pusieron de manifiesto elementos que a la larga terminarían por disminuir la responsabilidad del Sulpicio Express 7. Uno de estos era el hecho de que para el momento del incidente, el Santo Tomás avanzaba a más velocidad de la permitida y ello era reflejado por sus instrumentos de navegación los cuales funcionaban perfectamente. Además de ello, al encontrarse con el Sulpicio Express que en vista de la ruta que tenía prevista, debía cruzar delante de su proa, el Aquino mantuvo su velocidad contando que podría pasar por delante del Sulpicio Express 7, maniobra en la que no tuvo éxito resultando en el fatídico desenlace. Tal maniobra también violó la normativa en materia marítima que dispone que las naves que dejan el puerto tienen el derecho de paso sobre los que arriban. Los detalles de la colisión se dramatizan en el documental que presentamos al respecto.

Las razones que propiciaron la pérdida de tantas vidas estuvieron determinadas por la oscuridad de la noche y la pérdida de la iluminación de la nave ya que la colisión dañó el sistema eléctrico en el acto, por consiguiente los pasajeros vieron verdaderamente dificultada su salida del interior del ferry. Así mismo, gran parte de ellos estaban dormidos y la confusión al verse en semejante pandemónium y no saber lo que ocurría o hacia donde podían escapar tuvo un peso dramático. Se estima que otros pasajeros perecieron por estar ubicados en el lugar preciso de la colisión. Los esfuerzos de salvamento (los primeros provenientes de algunos barcos pesqueros que se encontraban en las adyacencias) se vieron entorpecidos por la oscuridad. De hecho, algunos pasajeros lograron escapar al trepar al Sulpicio Express 7 en el momento en que este estaba enganchado al Aquino.

Se determinó como principal causa del accidente el exceso de velocidad por parte del Aquino, lo que constituyó una verdadera imprudencia por parte del capitán, lo que obedeció a su intención de recuperar el tiempo perdido durante el día y llegar lo más rápidamente posible al puerto de Cebú.

No obstante, se concluyó que el accidente no se habría producido si ambas naves hubiesen navegado a menor velocidad.

Es de suponer que, al menos, el capitán del Aquino ha debido ser imputado y recibir una merecida condena por homicidio involuntario (lo que también habría de extenderse a la empresa propietaria si emitió alguna orden para que la nave llegase de inmediato al puerto de Cebú), sin embargo, la lenta marcha de los procesos judiciales en las filipinas no da garantías de tales responsabilidades procedan en la práctica o por lo menos en el futuro inmediato.

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